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  • tarazonag

Reflexión III

Actualizado: 26 oct 2020

Uno de los propósitos de las matemáticas es hacer que los conceptos que son en muchas ocasiones abstractos se vuelvan tangibles, y para esto se sugiere trabajar en aprendizaje basados en proyectos en el cual, al finalizar cada curso los estudiantes deben mostrar su aplicabilidad de esos aprendizajes en la vida real; y para esto, en un determinado curso lleve a los estudiantes a que aplicaran los aprendizajes de geometría en la elaboración de un escenario para un concierto en el cual, desde un diseño geométrico, el escenario podría tomar diferentes formas de acuerdo a la ubicación de sus piezas, pero siempre siendo funcional para un concierto.

En este proceso de creación de dicho proyecto, los estudiantes se enfrentaron a diferentes emociones o sentimientos, y desafortunadamente no falto la frustración; pues siempre se habían considerados “malos” en matemáticas y consideraban que este trabajo lo “perderían”, como si todo en la educación fuese ganar o perder, dejando a un lado la experiencia del aprendizaje y evitando dar a conocer los otros talentes, sus otras inteligencias como nos lo menciona Howard Gardner. Pero en este proyecto, los estudiantes inconscientemente estaban aplicando todos los conceptos geométricos trabajados durante el curso y a medida que avanzaban en este, como docente mantenía un dialogo constante con cada uno de los estudiantes preguntándoles el ¿porque de la elección de dichas figuras geométricas?, de tal manera que a partir de sus respuestas inconscientes, yo podía identificar la apropiación de los conceptos geométricos adquiridos por cada uno de ellos durante el proceso del curso.

Con la pregunta anteriormente mencionada, no sólo estaba evaluando el aprendizaje de los estudiantes desde una manera informal, sino también de manera formativa al ver la reacción y aceptación a las sugerencias dadas para la presentación de un mejor producto, y por supuesto, la evaluación sumativa en la entrega del proyecto ya terminado. Al momento de la entrega de los proyectos por parte de los estudiantes, me vi en la necesidad de agregar un itms en la evaluación sumativa que poco se tiene en cuenta, y es: Satisfacción del estudiante por el trabajo realizado. Un solo trabajo en el cual se pudo observar lo aprendido por el estudiante durante todo un periodo tiempo, en el que se aplicó la evaluación de diferentes formas. ¿Será posible aplicar este mismo trabajo en la virtualidad?, por supuesto, sólo es cuestión de tiempo para que los estudiantes se acomoden a la educación virtual y comenzar a realizar escenarios virtuales para conciertos o galerías.





No es un misterio que desde el momento en que cada país tomó la decisión de encerrar a sus habitantes y ponerlos en una cuarentena preventiva para evitar la propagación del COVID – 19, todo cambio, en particular la educación. 

Todos los que estamos en el ámbito educativo reconocemos que la educación no solo consta del proceso de enseñanza – aprendizaje, sino que hay un factor que siempre está presente en todo proceso y es la evaluación. Pero cuando hablamos de evaluación, esta no debe ser vista como algo numérico, sino como un proceso, y como tal, debemos observar al individuo que aprende como inicia el proceso de aprendizaje, como adquiere el aprendizaje y que tanto aprendizaje adquirió en este proceso en relación al inicio de este. Para lo anterior, hay que tener presente que el aprendizaje no solo se da de manera formal, sino también de manera informal, y que no toda evaluación debe ser sumativa, sino también formativa.


Como docentes, debemos considerar que la evaluación hace parte del proceso de formación intelectual y personal de cada individuo, y como proceso, debe estar en constante cambio, y más aún, en estos momentos en el que la educación tomó un giro y dejó de ser algo netamente presencial para volverse virtual.

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